Llevo mucho tiempo pensando en acabar, coger una mochila y echar a correr. Un salto entre las nubes, sin rumbo... solo un sueño. Sonrío mientras ando y veo una gota deslizarse por la cara de aquel anciano sin bastón. Otra alma, otra razón. Me paro ante el charco, un reflejo sin rostro, pero sigo caminando, esta vez llevando yo el bastón. Me tropiezo con una nube, otro salto sin destino, otra cara que reconocer. Una simple sonrisa me hace continuar mi camino, coger mi mochila y echar a volar. Su recuerdo me eleva cada vez más, un soplido que me empuja por aquel cielo sin manchas ni agujeros por los que caerme. Una mano sin nombre me alcanza para no resbalar, mientras pienso en aquellos sueños sin cumplir que flotan a mi alrededor. Escojo uno, solo uno, y lo agarro con fuerza metiendolo en mi corazón. No lo dejes escapar, me dice el anciano sin bastón. Le escucho pero no lo veo, sigo flotando entre nubes y manos. Me rozan, me agarran y me sueltan...
Abrí los ojos, pero solo pude ver el cielo. Aprendí a volar. Jugué con las estrellas saltando de una en una, bailando con las nubes, hasta acabar recostada en la luna para poder ver desde arriba aquellos rostros y aquellas manos que me aferraban y así recordar sus nombres, dejando el cielo desordenado para poder volver al anochecer y acabar de cumplir mi sueño.
When all your love is gone
who will save me
from all I'm up against in this world