
El sonrió. Ella le devolvió la sonrisa.
Hubo un breve silencio, no de esos incómodos y vacíos, sino la clase de silencio que se llena con una mirada repleta de significado. Y esa mirada fue suficiente.
Los dos lo supieron, no podían esconderse mas....
Ella soltó un suspiro y el le acarició la mejilla con la punta de los dedos. Otro suspiro.
Sus ojos seguían cruzados y en ellos se podía distinguir un reflejo del fuego de sus corazones, el fuego de su pasión.
Esta vez fue ella. Levantó sus finos dedos y poco a poco los fue acercando a su rostro, hasta alcanzar sus labios. Eran finos y suaves. Se estremecieron con el contacto de su piel.
Con la misma delicadeza que ella, subió sus dedos hasta su rostro rozando sus labios carnosos.
Un escalofrío recorrió su cuerpo, y él aparto los dedos de su boca, pero justo en ese momento ella le frenó, agarro su mano y la besó.
Poco a poco sus rostros se fueron acercando, una mirada más intensa, un roce entre sus labios... y pasión, solo amor y pasión.
Para siempre, un cuerpo, un corazón
5 comentarios:
Ay qué estremecimiento más bueno...
Liebe...
vaya... hay cosas que simplemente suceden, hay que saber disfrutarlas. bien que lo hagas.
un saludo.
Cariño,cuídate mucho,que queremos verte pronto.Mira que eres...te voy a extirpar las amígdalas para que no se te vuelvan a inflamar!!
TE QUIERO BALDRACCA
De que bella manera relataste lo que puede ocurrir en instantes.
Es más que grato visitar blogs con tal sensibilidad.
Besos
Oh amor…
sin ti
las madrugadas …
están desteñidas
y las noches
pierden magia.
UN FUERTE ABRAZO
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